El don de la ternura es la segunda entrega del próximo disco de Nacho Vegas tras La flor de la manzana. En una época en la que casi todo es polarización desbocada, con poco espacio para lo que no es extremo o rotundo, Nacho Vegas le canta a algo que navega entre diferentes emociones, sin pertenecer a una u otra. Porque la ternura quizá es, como dice Raymond Carver en el verso que inspiró esta canción a Nacho, un don, y un lenguaje innato de las almas sensibles, una forma de iluminar el dolor, la soledad o la alienación, cuando despierta en nosotros gracias al encuentro con seres afines. Con una melodía que nos mece como un mar en calma desde el principio de la canción, Nacho despliega una historia de aislamiento y dolor en la que ese don de la ternura surge para convertirla en compañía y redención.